Cuenta la historia,

que sólo una ciudad

ha sido durante

800 años la más

importante capital

que el mundo

ha conocido.

Muchos han sido los que han confirmado, que hubo una influencia muy importante de la cultura árabe, judía y cristiana en todo lo que hoy conocemos a nivel de comercio, artesanía, tecnología, gastronomía, turismo y agroalimentaria.

De toda esta historia, queremos contarles una leyenda que habla de un fruto mágico que rodeaba una de las ciudades perdidas más bellas de la historia.

Existe alguna leyenda que cuenta, que hubo una ciudad en Córdoba que construyeron los árabes y brillaba más que cualquier otra que se hubiera construido antes, a la que llamaron Medinat al-zhira. 

Brillaba tanto que era la envidia de muchos, sobre todo, porque estaba rodeada por un gran olivar que producía un fruto, del cuál se extraía un elixir con un sabor y unas características muy especiales. Cuando lo tomabas, era como probar el sabor de la naturaleza. Sabía a huerta, a fruta fresca, también a frutos secos y primavera, llegaba esa sensación hasta el alma, expresando un aroma a fertilidad y salud.

Como era tan especial, decidieron darle el nombre de Alzahira, que en árabe, además de resplandeciente y brillante, hace referencia a “´flor pequeña” como es la trama del olivo justo en su época de germinación.

Los maestros artesanos de esa ciudad decidieron que ese “ORO VERDE” era único en el mundo conocido, y por eso, había que darle un tratamiento a la altura del sitio donde se producía. Decidieron entonces fabricar un ánfora diseñada para los Califas y mandatarios más importantes de la época. Esta obra de arte, fue adornada con técnicas ancestrales como la “filigrana”, con su nombre escrito y una Pequeña flor de olivo, haciendo honor a su nombre.